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El orden original de los días de la semana esta íntimamente ligado a las horas planetarias y al nictémero. Para comprender ese orden hay que partir de la visión geocéntrica del Universo que era una evidencia incontestable en la época de los griegos. La ciencia en Grecia había logrado un desarrollo importante en los siglos III y II a.C. Habían establecido un orden creciente de las distancias de los astros con respecto a la Tierra. Según ellos, cerca de la Tierra está la Luna, y después siguen Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter, Saturno y las estrellas. Pero porqué no respetaron esta secuencia para nombrar los días? Según Cassius Dion, historiador romano del siglo II, los egipcios dividían el dia (y la noche) en 24 horas asignándole a cada una deidad y un planeta siguiendo el orden decreciente: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna.
Cada día se divide en 24 horas y comienza con la hora planetaria del planeta regente del día. Disponiendo en el sentido de las agujas del reloj la serie de panetas según el orden decreciente de proximidad a la Tierra que se habia establecido (del más lejano al más próximo: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna), comenzando por por ejemplo con Saturno (asociado con el día Sábado), contando 24 horas se llega a Marte. La hora 25, es decir, la primera hora del día siguiente está asociada al planeta Sol (planeta asociado al día Domingo). Si se sigue el ejemplo comenzando con el Planeta Sol y contando las 24 horas en sentido horario (de las agujas del reloj) se llega a Mercurio. La hora 25, es decir la primera hora del día siguiente está asociada a la Luna (planeta asociado con el día Lunes). Y así sucesivamente.
Este cálculo, conocido desde la antigüedad, se lo representa con una estrella de 7 puntas, conocida como la “estrella de los magos”. (Hay que señalar que no se trata de la estrella de David, de 6 puntas ni del pentagrama cabalista de 5 puntas). Si se unen las puntas de la estrella como se indica en la figura se halla la sucesión de los 7 dias de la semana.
Desde tiempos remotos este orden nunca fue alterado. Cuando el papa Gregorio XIII impuso la reforma del calendario que lleva su nombre, el calendario gregoriano, se había acumulado un retraso importante con relación al calendario Juliano que había sido utilizado hasta ese momento. El astrónomo Lilio, que fue encargado de ese trabajo, determinó que el retraso era de algo más que 10 días. Fue él que convenció al Papa Gregorio XIII de que el jueves 4 de octubre de 1582 fuera seguido por el viernes 15 de octubre y no por un lunes como hubiera correspondido con el calendario antiguo. Se mantuvo el orden de las horas planetarias.
En la antigua tradición mística religiosa, las horas planetarias son utilizadas en la convocación mágica de los arcángeles regentes de los planetas. La mayoría de los rituales coinciden en la asignación de los siguientes arcángeles a cada día de la semana:
La palabra “arcángel” viene del griego ἀρχάγγελος (de ἀρχι principio de tiempo y de esencia/ἀγγελος, mensajero). La tradición hace a veces referencia a otros arcángeles. En el Apocalipsis 8,2 se habla de los siete sellos y de “los siete angeles que estan ante Dios”. La tradición ortodoxa también hace mención a siete arcángeles. Lucifer y Belcebú, también eran arcángeles antes de su “caída”. Se hablaba del arcángel Lucifer y del arcángel Belcebú, y en los primeros tiempos Lucifer era el hermano de San Miguel. Posteriormente Lucifer y Belcebú encarnaron dos aspectos diabólicos. Lucifer es el aspecto violento y odioso mientras que Belcebú es el aspecto perverso y lúbrico.
En la práctica se deben determinar el buen planeta y el buen arcángel regente, es decir, el que corresponde mejor al problema que se quiere resolver o al tema que se quiere tratar. Se debe elegir el buen momento, en el que se esté tranquilo y con la certeza de no ser perturbado. Y finalmente, elegir el día y la hora planetaria propicios.
Dia | Planeta | Arcángel | atribuciones |
Domingo |
Sol |
Miguel |
Riqueza, éxito, expansión, dominio de si mismo |
Según la tradición, las invocaciones, plegarias y encantos necesarios para entrar en resonancia y armonía con las energías planetarias regidas por los arcángeles, están dados por los días y las horas planetarias. La intención de las prácticas mágicas tradicionales son aportar las energías de los ángeles planetarias es no solo resolver los problemas de la vida cotidiana sino también transformar de una manera positiva y durable el destino.
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