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El Tema de la Bhagavad Gita

La Bhagavad-Gîta en la literatura védica. El Mahabhārata.

El titulo de Bhagavad-Gīta se traduce generalmente como “el canto del bienaventurado” o “el canto del señor”, y ocupa la parte central del poema épico Mahabhārata, habría sido obra del sabio Vyasa y trata globalmente de la doctrina védica. Los indianistas en general ubican la época de su escritura entre los siglos V y I siglo a.J.C.

Casi todas las corrientes brahmánicas le otorgan una importancia fundamental, lo aceptan como un libro santo al igual que los Vedas y las Upaniṣads, y lo ubican entre las śruti (revelaciones) mientras que dejan al resto del Mahabhārata solo entre las smiriti (tradiciones).
La Bhagavad-Gīta comprende 18 cantos correspondientes a los capítulos XXV a XLII del Mahabhārata. Ellos tienen características esotéricas de alto contenido filosófico, moral y espiritual que trata globalmente de la doctrina védica, refiriéndose al tema de la conquista de sí mismo y a la liberación del espíritu por la identificación con Brahman. Es uno del los escritos fundamentales del hinduismo, que es el texto sagrado más difundido de la India.

Los antecedentes hasta la batalla de Kurukshetra

La trama de fondo del Mahabhārata es la rivalidad entre dos dinastías primas descendientes del rey Bhārata, los pandavas, hijos de Pandu y sus primos los kuravas (1), hijos de Dhṛtarāṣṭra
Kurushetra_caracolasVyasa no es solamente el presunto autor del Mahabhārata, sino que también tiene un lugar en la historia porque él mismo es el abuelo de los protagonistas.
Los orígenes: según el relato, el rey Bhārata fue el ancestro de todos los personajes. Uno de sus descendientes, Shantanu, fue rey de Hastinapura en el Uttar Pradesh, al norte de la India. De un primer matrimonio de Shantanu con Ganga (Ganga es a más santa de todas las diosas del río, siendo las otra Yamuna y Saravasti) nació un hijo, Bhishma, que fue un famoso guerrero, siempre respetuoso del dharma.

Unos años más tarde, Shantanu vio durante una partida de caza a Satyavati, la hija adoptiva de un pescador. Cautivado por su extraordinario perfume (2), el rey decidió casarse con ella. El pescador estuvo de acuerdo, pero con la condición de que la descendencia de Satyavati prevaleciera un día en la sucesión del trono del reino. Por lealtad a su padre, Bhisma permaneció soltero y renunció a la sucesión en el trono, para cederlo a los descendientes de Satyavati.

Shantanu tuvo con Satyavati dos hijos, Citrangada et Vicitravirya. Después de la muerte de Shantanu, Citrangada ocupó el trono de Hastinapura, pero murió sin dejar descendencia. El trono fue ocupado entonces por su hermano menor Vicitravirya, que era todavía demasiado joven y disipado para pensar en las obligaciones de su linaje. De acuerdo con Satyavati, Bhisma secuestró a tres princesas hermanas, Amba, Ambika y Ambalika, en el día de su svayaṃvara con el fin de casarlas con Vicitravirya y así asegurar la descendencia en el trono. Amba rehusó casarse con Vicitravirya porque ella ya estaba enamorada de otro rey. Vicitravirya aceptócasarse consus hermanas Ambika y Ambalika pero permaneció indiferente o demasiado respetuoso con ellas. Vicitravirya murió joven sin dejar descendencia.

Obstinada con su idea de asegurar su descendencia en el trono, Satyavati persuadió a su hijo Vyasa de engendrar hijos a las dos viudas de Vicitravirya. Adeptado el trato, Ambika, cierró los ojos cuando vio el aspecto de Vyasa, y dio a luz un hijo, Dhṛtarāṣṭra, que era ciego de nacimiento. Ambalika, por su parte, se puso pálida y débil cuando vio a Vyasa, y dio a luz a Pandu, que era pálido y débil (Pandu también significa “pálido”). Dado el delicado estado de estos dos hijos, Satyavati pide a Vyasa de tratar una tercera prueba. Pero esta vez, Ambika y Ambalika enviaron en su lugar a una fámula, que dio a Vyasa un hijo, llamado Vidura.

Vidura era de salud robusta, y en especial tenía una inmensa sabiduría. Pero él era el hijo de una mujer de servicio y por lo tanto siempre debió estar subordinado a sus hermanos. Sin embargo, fue el primer ministro y asesor (mahatma) durante los tiempos que Dhṛtarāṣṭra y Pandu alternativamente ocuparon el trono. Cuando Dhṛtarāṣṭra estuvo a punto de ser coronado, Vidura intervino y, basándose en su buen conocimiento de la política, argumentó que un ciego no debía ser rey, puesto que no podía controlar ni proteger a sus súbditos, y que por lo tanto el trono debía pasar a las manos de su hermano Pandu. Así fue como Pandu ascendió al trono de Hastinapura. Dhṛtarāṣṭra, se casó con Gandhari, princesa de Gandhara, y Pandu tomó dos esposas, Kunti y Madri.

Pasado algún tiempo y debido a la maldición de Kindama (3), Pandu renunció a todo, abdicó del trono y se convirtió en un asceta retirándose al bosque en compañía de sus dos esposas y mantuvo el celibato por mucho tiempo. Con la ayuda de los dioses, Kunti logró darle tres hijos: Yudhiṣṭhira (con Dharma, el dios del orden universal), Bhima (con Vāyu, el dios del viento) et Arjuna (con Indra, el dios del cielo y del rayo) y luego Kunti compartió su secreto con Madri, la otra esposa de Pandu, que le dio dos hijos mellizos, Nakuka y Sahadeva (con los Aśvins, caballeros del cielo). Pero Pandu, cautivado por la belleza de Madri, no pudo contener sus deseos de hacerle el amor pero antes de consumar el acto sexual, murió por causa de la maldición. Madri, llena de remordimiento, se inmoló en la hoguera funeraria de Pandu

Dhṛtarāṣṭra, había recuperado el trono a pesar de su ceguera. Su esposa Gandhari le dio cien hijos (los kuravas), de los cuales Duryodhana, el primogénito, era de carácter cruel y terco, era el primogénito. Después de la muerte de Pandu y de Madri, Kunti regresó con sus cinco hijos (los pandavas) a vivir en el palacio de Hastinapura. Los jóvenes príncipes kuravas y pandavas crecieron juntos y fueron educados en la corte. Los pandavas, siempre se destacaron por su brío y audacia. Arjuna era el mejor arquero de la armada real. Poco a poco se estableció una rivalidad entre el bando de los kuravas y el de los pandavas. AunqueYudhiṣṭhira era el mayor de todos los príncipes, cada bando comenzó a reivindicar para sí el trono. Bajo la presión considerablo de todo el reino, Dhṛtarāṣṭra nombró a Yudhiṣṭhira como príncipe heredero, pero tenía una fuerte predilección por su hijo Duryodhana. Fue esa inclinación personal que impidió a Dhṛtarāṣṭra mantenerse justo en lo subsiguiente.

Al cabo de numerosas intrigas urdidas por Duryodhana, los pandavas debieron partir a un exilio forzado que duró 13 años exilio, durante los cuales los pandavas corrieron numerosas peripecias pero también realizaron alianzas en vista a una guerra que era inevitable. Esa tensión fue in crescendo hasta culminar en la batalla de Kurukshetra con el triunfo de las huestes pandavas.

Notas:
1. Descendientes lejanos de Kuru
2. Es de notar que Satyavati ya tenía un hijo, Vyasa. Satyavati era una joven de una gran belleza, pero siendo hija de pescador, ella olía a pescado. Un día, el ermitaño Parasara la vio y se enamoró de ella. Satyavati no quería darse a él porque los otros lo verían. Parasara creó entonces una niebla espesa para ocultar el acto amoroso. Ella le advirtió que era virgen, y que temía por su suerte si ella perdía su virginidad. Parasara le aseguró que ella permanecería virgen después de que hicieran el amor y le ofreció en recompensa otorgarle el deseo que ella eligiese, y ella le pidió que le quitara el olor a pescado y que le diera a cambio una exquisita fragancia. Y ese mismo día, ella dio a luz a Vyasa.
3. Kindama era una persona muy tímida y sus sentimientos predominantes de modestia le impedían tener relaciones sexuales con otros seres humanos. Para satisfacer sus deseos, Kindama utilizó sus poderes para convertirse en un ciervo y así tomó una cierva como compañera. Una vez que él y su pareja estaban teniendo relaciones sexuales en el bosque, el rey Pandu, que estaba cazando por allí, les disparó una flecha confundiéndolos con venados, y los lesionó gravemente. El indignado Kindama, todavía en forma de ciervo, reprendió al rey por haberle disparado antes de que terminara el acto sexual y antes de morir, maldijo a Pandu para que muriese en el momento que tuviera relaciones sexuales con cualquier mujer.

Kṛṣṇa consejero de Arjuna

Sin dudas, uno de los eventos principales de la Bhagavad Gita es el diálogo entre el héroe Arjuna y Kṛṣṇa, avatar del dios Viṣṇu, que es el auriga que conduce el carruaje hacia la batalla final. Cuando Arjuna debe hacer sonar una caracola anunciando el debut del combate y viendo a sus amigos y parientes en el campo adverso, se llena de desaliento sabiendo que en la batalla perecerán sus parientes, tíos y primos. Confiándose a su maestro y consejero Kṛṣṇa, Arjuna le hace parte de su tristeza y de la confusión que lo lleva el dilema de que cumpliendo con su deber de conducir su ejército contra su enemigo, eso también lo lleva a matar miembros de su familia con los cuales tiene fuertes lazos afectivos.
“40. Con la destrucción de una familia desaparecen sus virtudes y tradiciones, y al faltar estas virtudes, la iniquidad corroe el seno de la familia.
41. Cuando esto sucede, Oh Kṛṣṇa, las mujeres de esa familia se corrompen, y su corrupción origina gran confusión en las castas y en el orden social.
42. Este desmán llevará a la familia y a los destructores de la familia a un destino fatal. Los espíritus de sus muertos sufrirán en el infierno al verse privados de las ofrendas y los ritos funerarios.
43. El delito de los destructores de la familia, cuyo resultado es el desorden social, destruye la nobleza del nacimiento, los antiguos ritos y los altos valores.
44. Y, Oh Kṛṣṇa, los hombres cuyas virtudes familiares están corrompidas, son condenados al infierno; Así nos ha sido dicho.” (Bhagavad-Gīta, I, 40-44)
El recitado continúa con el dialogo entre Kṛṣṇa y Arjuna. El maestro le enseña que aunque todos los caminos (métodos yogas) son diferentes, su destino principal siempre es el mismo: realizar el Brahman y escapar al ciclo de renacimientos a través de la realización de sí mismo

Enseñanzas de la Bhagavad-Gîta

Kṛṣṇa instruye a Arjuna sobre un gran número de dominios, resolviendo, por comenzar, el dilema de Arjuna, la reencarnacion, significando con ellos que las vidas perdidas en la batalla no son verdaderamente perdidas. Entre las instrucciones figuran un gran número de sujetos espirituales, entre los que figuran varios métodos diferentes de yogas –o caminos de devoción.
En los capitulos X y XI, Kṛṣṇa devela a Arjuna que él es en efecto una encarnación del dios Viṣṇu.
“19. Escucha, pues, oh Arjuna, pues voy a revelarte algunas de mis manifestaciones. Solo las principales, pues en verdad, es imposible cantar las glorias de Mi infinita grandeza. No hay un fin para mis divinas manifestaciones en los diferentes órdenes.
20. Yo soy el Espíritu, principio eterno que mora en el corazón de todas las cosas. Soy el principio, el medio, el fin de todos los seres vivos.
21. Entre los hijos de la Luz, Yo soy Vishnu, y entre las luminarias, soy el sol radiante. Soy Marichi, el señor de los vientos y las tempestades, y entre las estrellas de la noche. Yo soy la Luna.” Bhagavad-Gîta, X, 19-21
(…)
“5. Contempla, pues, Oh Arjuna, mis centenares y millares de formas divinas, todas variadas y de innumerables aspectos y colores.
6. Contempla los dioses del sol, los del fuego y los de la luz, los dioses de la tempestad y del relámpago, y los dos luminosos aurigas de los cielos. Contempla, pues, Oh Arjuna, las maravillas nunca vistas hasta ahora.” Bhagavad-Gîta, XI, 5-6

Disciplina de los sentidos, los sentimientos y los pensamientos

Krishna presenta a Arjuna, en efecto, la guerra como una metáfora de confusiones, de dudas, de miedos y de conflictos que preocupan a todas las personas en algún momento de la vida. La Bhagavad-Gita se dirige a esta discordia y enseña los yogas que permiten apaciguarla, el Bhakti yoga, la vía de la devoción del Dios personal, el Jnana yoga o la vía del conocimiento, el Karma yoga o vía de la acción justa. Ségun Krishna, la raíz de todos los males y de todas las confusiones es la agitación del espíritu provocada por el deseo. La sola manera de apagar la llama del deseo, indica Krishna, es calmar el espíritu mediante la disciplina de los sentidos, y la mente, con el dominio de las emociones y de los pensamientos.

Unión e identificación con Brahman. La Liberacion del espíritu.

Evitar la acción (es decir, abstenerse de la batalla) es tan perjudicial como una total indulgencia. Según el Bhagavad-gita, la meta de la vida es de liberar la sensibilidad, la emoción y la mente de sus complejos y concentrarlos en la gloria del alma. Esta meta puede ser realizada por los yogas de la acción, de la devoción y del conocimiento. El texto termina por un canto que expone la doctrina del renunciamiento, que permite al hombre liberarse del samsara, el ciclo de los renacimientos.

“51.Cuando el ojo espiritual y la razón están limpios y en profunda concentración, el alma encuentra la armonía, cerrando las puertas al mundo del sonido exterior y recogiendo igualmente los otros sentidos, una vez que su conciencia ha trascendido la pasión y el odio.
52. Cuando un hombre sentado en la soledad del silencio, sumerge su conciencia en la
meditación y la contemplación, procurando cuidar su salud y no comer demasiado,
deteniendo sus pensamientos y palabras y con su cuerpo relajado, cuando tiene la firme determinación de superar toda tentación y deseo.
53. Libre ya de egoísmos, violencia y orgullo, al igual que de la concupiscencia, ira, y ambición, una vez que ha superado su ego y su personalidad, y el sentimiento de “lo mío”: este hombre ya ha escalado las cumbres más altas, haciéndose merecedor de la unión total con Brahman, Dios.
54. Una vez que se ha unido a Dios, su alma está más allá de las penas y los deseos,
descansando por fin en la paz interior. Imparcialmente da su amor a todos los seres de la creación, pues debido a su ferviente devoción Yo le lleno con mi amor incesantemente.”
Bhagavad-Gîta, XVIII, 51-54

El texto de la Bhagavad Gita

El Mahabarata y la Bhagavad Gita
EL yoga en la Bhagavad Gita
Capítulo 1: El desaliento de Arjuna
Capítulo 2: El yoga especulativo
Capítulo 3: El yoga de la acción (karmayoga)
Capítulo 4: La sabiduría
Capítulo 5: La renuncia
Capítulo 6: La meditación
Capítulo 7: El discernimiento
Capítulo 8: Lo supremo
Capítulo 9: Entrega y dedicación
Capítulo 10: Las glorias del señor
Capítulo 11: Revelación de la visión divina
Capítulo 12: Yoga de la devoción
Capítulo 13: Conocimiento, campo y conocedor
Capítulo 14: Los tres gunas
Capítulo 15: El señor y su devoto
Capítulo 16: Lo divino y lo demoníaco
Capítulo 17: Las tres clases de fe
Capítulo 18: Liberación

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